Estilo Rústico
La palabra "rústico" procede del latín "rusticus" y significa "del campo", "rural", "campestre". Pero si tuviéramos que resumir la decoración rústica en una sola palabra, sería acogedora. La inspiración dulce y bucólica de la vida en el campo, las casas de vacaciones y los chalets de montaña, tiene su eco en los detalles sencillos, imperfectos e inacabados de la decoración rústica, que tiene la madera como elemento principal. La madera, generalmente de pino, en tonos oscuros, desgastados y apagados, se utiliza no sólo en el mobiliario, sino también en las vigas vistas de los techos, los revestimientos de las paredes y los suelos, proporcionando la mejor sensación de confort, tanto por sus excelentes características térmicas y acústicas como porque evoca recuerdos emocionales y de épocas felices. No es raro que los refugios rústicos despierten sentimientos de nostalgia y añoranza, porque la naturalidad de los materiales -principalmente la madera, pero también la piedra, la caña, la paja, la arcilla, el cuero, la cerámica o el cobre- nos remiten a nuestras raíces y a nuestros orígenes.
Desde muebles hechos con palés hasta bancos y mesas de troncos, pasando por muebles de madera maciza y viejos arcones heredados de los abuelos o estanterías decorativas hechas con cajas de madera, esta materia prima ofrece diferentes y creativas posibilidades para la decoración de estilo rústico. Entre los materiales preferidos para la decoración rústica, además de la abundancia de madera, también destacan los ladrillos en paredes irregulares, en su forma más pura o pintados de blanco, que dan un ambiente muy romántico. La paleta de colores del estilo rústico se compone de tonos profundos, cálidos y terrosos que remiten directamente a la tierra y la naturaleza, blancos sucios y pasteles más suaves. Los toques de color aparecen en textiles de fibras naturales como el lino y el algodón, llenos de motivos florales y animales, cuadros escoceses o estampados de patchwork.
El patchwork, las piezas recicladas y la artesanía -en encaje, paja, bambú, mimbre, gres, cerámica o macramé- llaman la atención en la decoración rústica, que se nutre de los detalles y de una combinación desenfrenada de texturas y materiales. Entre los objetos decorativos más icónicos del estilo rústico están las cestas de mimbre y paja, los cojines de arpillera, las alfombras de colores, las lámparas de latón, la vajilla de cerámica y las macetas. Las flores del campo, ya sean naturales, secas o incluso artificiales, son un complemento importante de la decoración rústica, ya que añaden un toque dulce, femenino y poético al hogar.
El estilo rústico busca siempre la proximidad con la naturaleza, por eso se favorece la decoración con plantas y flores, ya sea a través de macetas colgantes, jardines verticales o macetas dispuestas en estanterías abiertas, entre libros y fotos familiares o de viajes. La iluminación rústica, por su parte, aporta un cálido y armonioso aire vintage a la estancia con lámparas y apliques realizados con técnicas artesanales en madera envejecida, metal negro, latón, tarros de cristal o bambú natural. Las ventanas se favorecen con cortinas de tejidos ligeros o encajes que dejan pasar la luz natural. La decoración rústica se caracteriza por el uso de materiales orgánicos con una paleta de tonos terrosos, la pureza e imperfección de las formas rudimentarias y la integración con la naturaleza. Es un estilo de decoración que invita a bajar el ritmo, desconectar y valorar las cosas sencillas de la vida. Algunas de las variantes del estilo rústico son el estilo provenzal, el estilo wabi-sabi, el estilo rústico escandinavo, el estilo rústico italiano, el estilo rústico inglés y el estilo rústico americano.
El estilo provenzal, también conocido como French Country Style, combina el estilo rústico con todo el romanticismo y encanto del estilo francés. El estilo provenzal pervive en muebles antiguos de aspecto tosco y envejecido; en telas con delicados motivos florales; en estampados Toile de Jouy que representan escenas de la vida en el campo y en candelabros y lámparas de araña que añaden un ambiente sofisticado al hogar. El estilo provenzal se caracteriza por los colores pastel: beige, verde claro, azul, rosa y lavanda.
El estilo wabi-sabi tiene su origen en Japón y se inspira en la filosofía del budismo zen. Incorpora el concepto de vida lenta, la admiración por la imperfección, la apreciación de la artesanía, el uso de colores neutros y el privilegio de las texturas y los elementos orgánicos en la decoración. El estilo wabi-sabi hace hincapié en el minimalismo y la belleza de las marcas del tiempo. El estilo rústico escandinavo explora la madera en busca de lo acogedor y las plantas que recuerdan los paisajes naturales de bosques, lagos y montañas. Es un estilo que favorece la atemporalidad, la sencillez y el confort.
El estilo rústico italiano de la Toscana es un estilo de contrastes que combina piezas lujosas y elegantes con otras de acabados sencillos, más robustos y naturales. Las baldosas de piedra rústica y los interiores de madera maciza inspirados en las acogedoras casas de campo son las principales características de este estilo de decoración.
El estilo rústico inglés resalta el encanto único de los sofás de cuero, los imponentes sillones frente a la chimenea, las grandes librerías que llegan hasta el techo y los antiguos escritorios de madera noble. Es un estilo que favorece las grandes piezas clásicas de épocas pasadas, a menudo hechas a mano. El estilo rústico americano combina la madera en tonos naturales con colores neutros como el azul. En las habitaciones de estilo rústico americano no pueden faltar los muebles ornamentados, los majestuosos sofás llenos de cojines, las mecedoras y el ajedrez tradicional.